jueves, 27 de marzo de 2014

Nuevo Reglamento de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE): son Victimas, no Delincuentes.

El tan esperado y reclamado por las ONG  Reglamento que regula  el régimen de internamiento de los extranjeros, ha sido aprobado tras décadas sin una regulación completa del funcionamiento de los CIE. En primer lugar,  debemos decir que  implica un avance importante,  beneficia tanto a las personas internas como a los funcionarios y demás personal de los centros. Lamentablemente hemos vivido  muchos años de una gran  incertidumbre que  ha  legitimado abusos de forma continua ante el vacío legal existente.  
Debemos recordar que las personas extranjeras internadas en estos CIE (que no  son Centros Penitenciarios) no son culpables de ningún delito, sino personas en situación administrativa irregular, es decir carecen de un visado para residir.
Desde esta perspectiva, debemos entender que las personas que lamentablemente se ven recluidos  temporalmente en  estos CIE, tan sólo tienen limitado su derecho  deambulatorio y deben ser tratados con la dignidad, respeto y flexibilidad que se merecen, sin ser criminalizados y  tratados como presuntos delincuentes.


Echamos de menos en este Reglamento aspectos muy importantes que deberían haber sido recogidos como son: 
• El Reglamento regula las condiciones de funcionamiento de los CIE pero no aborda los criterios de ingreso en los CIE. Recordamos que el internamiento es una medida excepcional, último recurso y que debe adoptarse valorando las circunstancias concretas del caso en el momento de solicitar o autorizar el internamiento, sin que sea suficiente la existencia de una orden de expulsión o devolución. 
• Las funciones atribuidas a los servicios sociales no son acordes con la importancia de estos servicios en la detección y protección, por ejemplo, de posibles solicitantes de asilo, menores, víctimas de trata o violencia sexual y otros perfiles vulnerables. 
• No se incluye el deber de informar y explicar a las personas extranjeras las causas por las que están en el CIE así como de las resoluciones administrativas y judiciales que se vayan produciendo durante su estancia. 
• Las visitas de familiares no tienen garantizado ningún régimen de privacidad e intimidad y pueden ser limitadas en cuanto a número de personas, duración (30’) y solo en algunos días de la semana, y sin motivo aparente no se permite el uso de teléfonos móviles, limitando su derecho de  libre comunicación.
• La tramitación de quejas al Juzgado de control de cada Centro no aúna el secreto de las comunicaciones y el derecho a la intimidad de las personas internadas con el principio de la celeridad, asegurando que estas quejas se entreguen al Juez de control rápidamente. 
•  Es preocupante  que se continúe encomendando la  gestión y custodia a la Policía y no a personal civil administrativo especializado, además de  la introducción de vigilancia con armas de fuego con carácter general en los CIE,  estas son  usadas en  Centros Penitenciarios con carácter residual, pero  recordemos que no custodiamos delincuentes que cumplen condena,  sino personas irregulares  que tan sólo esperan pacientemente ser deportadas a su país de origen.
Otra reivindicación desoída  es  el reconocimiento  a las ONG del  derecho de acceder a los Centros  para prestar  atención a los extranjeros.  Sólo es un derecho individual de cada interno. ¿Acaso hay algo que ocultar?,  ¿no sería aconsejable  permitir a las ONG desarrollar actividades  formativas, educativas, etc. ? La triste realidad es que son confinados y pasan largas  jornadas de  angustias y  aburrimiento esperando un triste e incierto destino.
Debemos tratar con dignidad a quienes se juegan la vida buscando una oportunidad muy incierta, un futuro mejor en el “paraíso occidental”, no deben ser criminalizados, puesto que no son delincuentes, sino víctimas de un sistema internacional injusto donde el “dios dinero” es el centro. Las políticas migratorias se limitan exclusivamente a medidas de  seguridad y control de frontera, alimentado mensajes alarmista y percibiendo al extranjero como una amenaza.


Finalmente  denunciamos la “globalización de la indiferencia”, sobre esta situación nos alerta el Papa Francisco, quien nos llama a  seguir construyendo entre todos una Sociedad más justa e igualitaria. Exijamos  y apostamos  por políticas migratorias  más justas y humanas  en una  sociedad  acogedora con los inmigrantes,  y que sea   respetuosa con los Derechos Humanos.


Iñigo Loring Caffarena,  abogado voluntario de Málaga Acoge y Miembro de la Subcomisión de Extranjería del Colegio de Abogados de Málaga. 

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